El período Kofun toma su nombre de los kofun; túmulos funerarios en los que los miembros de la clase aristocrática eran enterrados junto con sus armas, armaduras y espejos de bronce, y que generalmente solían tener la forma de un ojo de cerradura. Las bases de estos túmulos variaban de tamaño, llegando algunos a ser tan grandes como las de las pirámides de Egipto, reflejando la magnitud del poder de los gobernantes.
Durante este período Japón tuvo mucho contacto con China y Corea, especialmente con esta última. Durante el año 400, un ejército de infantería acudió en auxilio del reino de Paekche, localizado en la parte sureste de la península de Corea, pero sufrió una gran derrota a manos de la caballería del reino de Koguryŏ, procedente del norte de la península.
El período Kofun marca el fin de la prehistoria y, debido a la falta de registros japoneses, la historia de esta época depende de fuentes externas (primero de crónicas coreanas y posteriormente de las chinas), así como de los escritos de inicios del período Nara, alrededor del siglo VIII. Aunque no se cuenta con escritos provenientes de China que mencionen Japón entre los años 266 y 413, registros coreanos del siglo IV proporcionan amplia información de las actividades del reino de Wa en la península coreana. Por otro lado, los registros chinos, datados en el siglo V, muestran la estrecha relación entre el emergente gobierno Yamato (ubicado en la actual prefectura de Nara) y China. Entre los años 413 y 502, los cinco reyes de Wa, nombre con que son mencionados cinco monarcas de Japón, mantuvieron una estrecha relación con dicho país, enviando emisarios continuamente.
El período Kofun generalmente se data entre los años 250/300-538/552, estando marcado el comienzo por la construcción del primer kofun y el final por la fecha en que se considera que el budismo se introdujo en Japón. Por otro lado, diversos historiadores y arqueólogos, como el caso de Charles T. Keally, extienden el período hasta el año 710, por lo que los períodos Asuka y Hakuhō se considerarían subperíodos del Kofun.
Según la datación de Keally, la cronología del período quedaría de la siguiente forma:
| Cronología | Fechas |
|---|---|
| Kofun temprano | Finales del siglo III-siglo IV |
| Kofun medio | Finales del siglo IV-siglo V |
| Kofun tardío Asuka (552-646) Hakuhō (646-710) | siglo VI-siglo VII |
El gobierno de la corte de Yamato se centró en un Kimi (君? «rey»), pero a partir del siglo V el mandatario era llamado Ōkimi (大君? «gran rey»). El título Tennō (天皇? «emperador»), el cual se usa hasta nuestros días, fue utilizado a partir del mandato del emperador Tenmu.
Período Asuka
El período Asuka está marcado por la introducción del budismo en Japón, generalmente fechado en el año 552. La llegada de esta religión trajo consigo una serie de conflictos dentro del país, pues algunos miembros de la corte vieron con buenos ojos su difusión, considerando que a través de su implantación se lograría más fácilmente la unidad nacional: era más sencillo sentar una nueva base jerárquica religiosa bajo la figura de una deidad omnipotente (Buda), a diferencia de los cientos de kamis del shintō o sintoísmo. El conflicto terminó con la victoria de Soga no Umako en el año 587, así como con la posterior adopción del budismo como religión oficial por parte del príncipe Shotoku y de la emperatriz Suiko en 593. Curiosamente, el budismo no sustituyó al sintoísmo, sino que ambas religiones convivieron pacíficamente la mayor parte de la historia de este país.
El príncipe Shotoku estableció un gobierno centralizado, y la corte japonesa construyó templos, palacios y capitales basándose en los modelos coreanos y luego en modelos chinos. Shotoku estuvo fascinado por estas naciones, por lo que impulsó el uso de caracteres chinos (lo que daría origen a los kanjis), sentó las bases para el desarrollo de códigos de conducta y ética gubernamental basados en el budismo (Constitución de los diecisiete artículos, 604) y envió embajadas a la China de la dinastía Sui (600 a 618) con el fin de establecer relaciones diplomáticas igualitarias.
En 602, el príncipe Kume acaudilló una expedición a Corea acompañado de entre ciento veinte y ciento cincuenta caciques locales, los cuales ostentaban el título de Kuni ni Miyatsuko. Cada uno de ellos iba acompañado de un ejército personal, de tamaño variable dependiendo de las riquezas de cada feudo. Estas tropas constituyeron lo que sería el prototipo de un ejército samurái siglos después.
El arte en esta época se centró en el fino arte budista, teniendo como principal obra el templo budista de Hōryū o Hōryū-ji, encargado por el príncipe Shotoku a comienzos del siglo VII y que es la estructura de madera más antigua del mundo.
Período Hakuhō
Tras la muerte del príncipe Shotoku en 621, dentro de la corte surgió un clan llamado Soga, que lentamente acaparó poder político y constituyó una amenaza para el gobierno imperial. Hacia 645 la situación era tan crítica que el príncipe Naka no Ōe, junto con otros, organizó un complot (Incidente de Isshi) en el que el príncipe asesinó al líder del clan, Soga no Iruka en plena audiencia con la emperatriz Kōgyoku. Como consecuencia, inmediatamente claudicó la emperatriz, ascendió al trono su hermano menor, el Emperador Kōtoku, y el clan Soga fue destruido. El nuevo emperador, junto con Nakatomi no Kamatari y el príncipe Naka no Ōe, redactó una serie de leyes llamadas Reformas Taika en el año 646 con el fin de fortalecer el gobierno central, establecer una reforma agraria, reestructurar la corte imperial según el modelo chino de la Dinastía Tang, e inclusive se motivó el envío de embajadas y estudiantes a China con el fin de imitar aspectos culturales de este país, afectando de manera radical a la cultura y su sociedad. Este período se conoce como Hakuhō.
Tras las muertes del Emperador Kōtoku (en 654) y de la Emperatriz Kōgyoku (quien reasumió el trono con el nombre de Emperatriz Saimei, falleciendo en 661), asumió el trono el Príncipe Naka no Ōe con el nombre de Emperador Tenji, quien promulgó de manera formal el primer ritsuryō (compilación de leyes basadas en la filosofía confucianista y en las leyes chinas); el Código Ōmi (669). Nakatomi no Kamatari, quien redactó dicho código, fue recompensado recibiendo el apellido Fujiwara, y se convertiría en el fundador del clan Fujiwara.
Tras la aplicación de los ritsuryō, los antiguos clanes poderosos fueron privados de sus privilegios y quedaron convertidos en burócratas de alta alcurnia, mientras que las capas más bajas de la antigua élite se convirtieron en oficiales locales.
Los conflictos bélicos siguieron ocurriendo en China y Corea. En el año 618 la dinastía Tang tomó el poder en China, y se unieron al reino coreano de Silla con el fin de atacar a Paekche. Los japoneses enviaron tres ejércitos expedicionarios (en 661, 662 y 663) para auxiliar al reino de Paekche. Durante estas expediciones sufrieron una de las peores derrotas en su historia antigua, perdiendo 10 000 hombres y cuantiosos barcos y caballos. Japón comenzó a preocuparse por una invasión por parte de la nueva alianza entre Silla y China. En 670 se ordenó censar a la población para reclutar elementos para el ejército. Además se fortificó la costa norte de Kyūshū, se fijaron guardias y se construyeron almenaras en las orillas de las islas Tsushima e Isla Iki.
Los japoneses se olvidaron de la guerra externa a la muerte del emperador Tenji en el año 671. En 672 sus dos sucesores se disputaron el trono en la Guerra Jinshin. Después del triunfo de emperador Tenmu en 684, éste ordenó que todos los oficiales civiles y militares dominaran las artes marciales. Los sucesores del Emperador Tenmu culminaron en el año 702 las reformas militares con el Código Taihō, mediante el cual se logró un ejército numeroso y estable conforme al sistema chino. Cada heishi (soldado) era asignado a un gundan (regimiento) durante una parte del año y el resto se dedicaba a tareas agrícolas. Cada soldado estaba equipado con arcos, un carcaj y un par de espadas.
Establecimiento del sistema imperial
Durante ésta época, en el siglo VIII, los gobernadores de Yamato ordenaron que se dejara constancia de los mitos existentes como una forma de legitimarse frente a la población. La más importante de esas leyendas es la referente a la creación de Japón, atribuida a los kami Izanagi e Izanami. Según la leyenda, de estos dos habrían nacido los tres kami mayores: Amaterasu —diosa del sol y señora de los cielos—, Susanoo —dios de los océanos— y Tsukuyomi —dios de la oscuridad y de la Luna—. Un día Amaterasu y Susanoo discutieron, por lo que Susanoo se emborrachó destrozando todo a su paso. Amaterasu se asustó tanto que se escondió en una cuevanegándose a salir, por lo que el mundo fue privado de la luz. Con el objeto de hacerla salir, un kami femenino, Ame-no-Uzume, efectuó una danza obscena que fue acompañada por la risa de la miríada de dioses que estaban reunidos en asamblea. Al momento en que Amaterasu preguntó por lo que sucedía, le dijeron que había una kami más poderosa, por lo que salió de la cueva y poco a poco se fue acercando a un espejo que pusieron frente a ella. Fue tal su sorpresa de ver su propio reflejo, que quedó deslumbrada unos momentos y entonces aprovecharon para capturarla y la luz volvió a iluminar la Tierra, por lo que el espejo formó parte de las Insignias Imperiales de Japón.
El segundo elemento de las tres joyas de la Corona japonesa se describe más adelante en la misma leyenda. Susanoo fue desterrado por los males causados y mientras vagaba por las tierras de Izumo escuchó que una serpiente de ocho cabezas, llamada Yamata-no-Orochi, atemorizaba a los pobladores. Susanoo mató a la serpiente emborrachándola con sake y le cortó las cabezas. En su cola fue encontrada una espada, que decidió dársela a su hermana en señal de paz. Esta espada representa el segundo icono de las insignias imperiales.
La tercera y última insignia es una joya en forma de curva, la cual Amaterasu dio a su nieto Ninigi cuando éste fue enviado al mundo terrenal a gobernar. La joya pasó a su vez a su nieto, el emperador Jinmu, primer emperador japonés. De esta forma, auspiciados en las creencias populares, los gobernadores de Yamato legitimaron el proceso mediante el cual Japón sería gobernado por un sistema imperial, apoyados fuertemente por la creencia Shintō.
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